viernes, 14 de diciembre de 2012

El Grinch: versión revisada

El Grinch es un personaje de ficción creado en 1957 por el dibujante Theodor Seuss Geisel para el cómic Cómo el Grinch robó la Navidad.

Tal y como se recoge en el bolg Pareja de Historias, lo que le hace odiar la navidad es que todos los que le han humillado serán felices con sus regalos en esas fechas. Es por ello que decide robarla. 

Cuando ha logrado hacerse con todos los adornos, luces y regalos se da cuenta de que la navidad llega igual y que es mucho más que adornos, regalos y banquetes. Así que decide devolverlo todo y es recibido afectuosamente en la comunidad de Los Quién (el pueblo ficticio en el que se desarrolla la historia). 

Pues bien, la navidad sí que es algo más que adornos, luces, regalos y demás, es espíritu navideño. Pero ¿En qué consiste realmente el espíritu navideño? ¿Se diferencia en algo de la parafernalia inútil con la que adornamos la vida en estos días? ¿Ó, constituye una ilusión más, una quimera, o incluso un cruel espejismo?

La mayoría de la gente en esta época de asueto se ve invadida por efímeros propósitos de ser y hacer feliz a los demás, de una vaga solidaridad de quita y pon, de un afán por mantener viva la tradición de tomar estas fechas como hito para reunir a la familia y estrechar lazos con los más allegados y con aquellos que algún día lo fueron. Propósitos al fin y al cabo que, como los que muchos se hacen para el año nuevo, tienen una duración de muy corto plazo: lo que tardamos en despertar del ensueño y retomar nuestras habituales costumbres.

Si ese espíritu navideño nos mueve a ser mejores personas, lo cierto es que no tiene muchas fuerza.

No debe invadirnos la empatía únicamente en contadas ocasiones y de una forma tan superficial como sucede en navidades, debemos tratar de ser mejores personas día a día fomentando cada minuto nuestras mejores virtudes, pero porque sí, porque esa debe ser nuestra mayor meta, no porque llegue la navidad, sea semana santa o cualquier otro evento de estas similitudes en el fondo cargados de hipocresía.

Feliz Falsedad es el título de una canción de Soziedad Alkohólika y bajo mi óptica, puede que una de las mejores frases frases para definir estas épocas.

Por ello pido el fin del espíritu navideño. No seré yo quien reclame un mayor peso del aspecto religioso de estas fiestas, pero sí quiero plantear los siguientes interrogantes:

¿Por qué no proponernos todas estas cosas bonitas en cualquier época del año?

¿Por qué no negarnos a seguir los dictados de una sociedad materialista que desprende durante estos días un auténtico furor por el consumismo?

¿Por qué no huir de los convencionalismos que nos llevan a aparentar en cenas de menús interminables, a desear objetos que no necesitamos o a llenarnos de caprichos?

Caprichos por los que a veces terceros sufren las consecuencias de nuestra irresponsabilidad como, por poner un ejemplo por todos conocido, los cientos de animales que son abandonados en los primeros meses de cada nuevo año.

Esto, que aparece publicado aquí, no lleva toda la vida haciéndose, pero merece convertirse en una tradición a conservar. Que se extiendan este tipo de medidas y se fomenten actitudes similares es un buen comienzo. Una navidad mejor es posible.

Fdo: el nuevo Grinch. 

domingo, 2 de diciembre de 2012

Notas sobre la libertad

Al igual que sucede con todos los conceptos, especialmente los que como este se revisten de un componente filosófico o moral, muchas han sido las definiciones, delimitaciones y consideraciones que se le han venido dando a la libertad.

Empiezas a tomar conciencia de que muchas de las cosas que, a diario solían parecerte sencillas, no lo son precisamente cuando tienes tiempo para reflexionar sobre ellas, o bien, cuando las circunstancias te llevan por ese camino.

En primer lugar, el ser humano, en determinadas situaciones y circunstancias, abusa y explota determinados conceptos, sobre todo aquellos que llevan parejos derechos o se relacionan con la propia individualidad. 

Tal es el caso de la libertad, que ha sido enarbolada como bandera para increíblemente defender actos, actividades, etc. carentes de justificación.

Por otro lado, las definiciones originales se van desvirtuando habitualmente con el tiempo o incluso muchas veces no reflejan al cien por cien la realidad. 

Lo mismo que las leyes pueden llegar a ser injusta o insuficientes. Vivimos en un mundo dinámico, en el que caer en el dogmatismo es un error.

Si nos dirigimos por ejemplo a la última edición del diccionario de la R.A.E., nos encontramos, como era de esperar, con varias definiciones aplicables, y con la reseña de diversas acepciones. 

La primera de ellas y puede que una de las más apropiadas nos dice: "facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos".

Puede que uno de los errores más comunes sea identificar la libertad con algo opuesto al establecimiento de límites, entenderla asimismo como el hacer lo que a uno siempre le venga en gana o apetezca al margen de todo lo demás. 

Es más que probable que precisamente esta actitud sea la más alejada del ejercicio de la libertad. Hay una línea roja que separa los actos atribuibles al ejercicio de la propia libertad del libertinaje. 

Jamás podremos apelar a la libertad para justificar acciones dañinas contra terceros. 

De ahí, somos libres de equivocarnos, fallarnos a nosotros mismos, lecciones que al fin y al cabo nos ayudan a constituir nuestra propia identidad. 

El ejercicio de la libertad es incompatible con el oprimir a otros o violentar sus derechos así como con todas y cada una de las acciones destructivas y autodestructivas del ser humano. Ser libre se corresponde con hacer lo que se debe en cada momento. 

Sencillamente, ese es el escalón primordial, sin embargo, comprender cómo asentar nuestros primeros pasos en él y adentrarnos en las sendas que nos abre, no nos es precisamente una tarea sencilla. 

Es libre quien conoce los límites que deben tener sus acciones y obviamente actúa en consecuencia, quien sabe imponerse al quiero y al no quiero, al me gusta y al no me gusta, a la pereza, a la seducción material. 

En definitiva, es libre el ser humano que potencia sus virtudes siendo consciente de sus defectos, guardando control sobre sus actos.

La conquista de la libertad debe abrirse paso frente a los obstáculos que van apareciendo en nuestra vida, se asemejan al comportamiento de enredaderas. 

Se van apareciendo, lenta y desapercibidamente, en un primer momento, a nuestro alrededor, pero pueden llegar a oprimirnos hasta la asfixia: las malas costumbres, los prejuicios, las normas preconcebidas... sólo haciendo frente, día a día, a estas realidades, lograremos mantenernos en la senda de la libertad.

"Conócete a ti mismo" (inscripción en la puerta del templo de Apolo en Delfos).

_Azulina_

sábado, 1 de septiembre de 2012

La Santa Inquisición cabalga de nuevo

El presente artículo ha permanecido durante más de un mes en estado "despublicado", como consecuencia de un amable consejo ofrecido oportúnamente a una de las personas que conforman la redacción de Sofía y Ciencia, por motivos de seguridad e integridad física, pues los contenidos que en él se expresan podrían despertar los instintos de una institución violenta por antonomasia, una institución de arrogancia endémica y de exquisito refinamiento en el arte de la tortura física y la degradación emocional, espiritual y mental de profundas raíces ancestrales.

Sin embargo, hemos optado por publicarlo por la sencilla razón de que el estado actual de misería intelectual, moral, racional, económico y biológico de la humanidad se debe a un delito que no se encuentra tipificado en las leyes de ningún país, pero que se comete masivamente contribuyendo al sostenimiento de esta institución blasfema que, por los siglos de los siglos, ha paralizado el devenir y el progreso del ser humano: el delito del silencio y la indiferencia.

Creemos que es tiempo de correr el telón y de que por fin caiga la "bestia", o, al menos, dejar de sostenerla por el miedo y la perenne ofuscación de los mejores pensamientos y sentimientos, por lo que optaremos, a partir de ahora, cometer un delito de la imprudencia temeraria publicando este artículo.

Advertencia: en lo que sigue se expresan reflexiones no aptas para fanáticos.

Inquisición, Cruzados, ku klux klan, Opus Dei, Legionarios de Cristo, cristeros, cofradías de Semana Santa (las SS) y grupos afines, son sólo la punta de un iceberg cuyo centro de gravedad es, actualmente, el cártel del Vaticano. 

No hay peor ciego que el que no quiere ver, y esa es la máxima de la Fe, arrancarse los ojos por amor a un dios que lleva castigando con la hoguera y las torturas más sofisticadas que se puedan concebir a cualquiera que practique otro credo, o sea, los paganos (bárbaros de la Roma antigua), y a cualquiera que les presente oposición, o sea, los herejes y las brujas que vagamos sobre la Tierra encadenados a las artes y las ciencias, porque a los que no vagan porque ya se han muerto, los condena al mismo suplicio, pero a perpetuidad, para toda la eternidad (cuidado y se reencarnan).

Este nido de víboras lleva viviendo del diezmo y de la extorsión durante los casi 17 siglos que tiene de existencia.

El galileo al que atribuyen el protagonismo de esta enorme mentira, jamás se planteó fundar una religión ni nada parecido, ni siquiera imaginó que le iban a colocar toda la mitología egipcia para embaucar a las masas en la mayor oscuridad posible para un ser humano racional e inteligente, un ser humano que se salva deshumanizado, un ser que si se negaba a permanecer bajo el manto protector de la Iglesia, sería tratado con la misma terapia que cualquier víctima de cualquier magnate del crimen organizado, o, más bien, mucho peor, pues el grado de sofisticación en la tortura y el ejercicio del dolor al que ha llegado la iglesia católica no se ha visto superado. 

Y que este capítulo del terror fundamentelista católico, tenga que ocurrir en el contiente donde mayor vigor a tenido el genocidio, me deja sin palabras. Que sean los propios americanos autócnonos los sicarios de la conquista que no cesa, es, absurdo.

De ahí que la fe sea tan útil a la hora de mirar atrás en la memoria histórica, diabólico concepto, pues gracias a la fe no necesitamos ni historia ni la luz de la ciencia, que son cosas de lucifer, porque la única luz verdadera es la de dios (esto lo corrobora cualquier eclesiástico), y claro, el gran capo Ratzinger es el que tiene la patente de la divinidad.

El Santo Oficio cabalga de nuevo. Ya no se tortura a la gente ni se la abrasa viva, pues la limpieza etnica se ejerce más eficazmente de forma económica, hace más daño expropiar la casa a una familia o negarle el crédito al pagano que matarlo en la hoguera después del potro, y además dentro de la ley. 

Ahora no torturan y flambean a la gente como lo han hecho hasta bien entrado el siglo XIX, pero si les dejaran lo harían lo harían con mucho gusto, pues el pecado se redime por el dolor, y más vale cualquier dolor pasajero en la Tierra, que el dolor de no ver a dios por toda la eternidad (a ver qué cura se atreve a negar esto).

Esa es la base filosófica del Santo Oficio de la Inquisición, y doy fe de que a la mayoría de lectores de este blog nos salvarían... muy lentamente. Los que más aman a dios son los que más odio son capaces de albergar en su corazón. Mejor no provocar a cualquera de estos sonrisas flácidas que se agarran las manos encima de la barriga, o conocerán la ira de dios.

Así se ha demostrado este agosto de 2012 en una localidad de Michoacán (México) llamada "La nueva Jerusalem". Ya sólo el nombre es para echarse a temblar.

Después de 12 años de la derecha en el poder en México, los fanáticos religiosos conocidos como "cristeros" por sus violentas inspiraciones divinas del pasado, se sienten tan fuertes como para pasarse por el forro el artículo 24 de la Constitución Mexicana, que que dice que la educación y el estado deben ser laicos por la gracia de dios.

Comenzaban las clases en los colegios mexicanos a mediados de agosto, pero en esta localidad unas monjas exaltadas y sus compinches ideológicos decidían empezar su guerra santa demoliendo las escuelas hasta los cimientos, poniendo fuego al moviliario, a los libros y a los demás enseres, y persiguiendo a los profesores y a cualquiera que osase entrar, para lincharlos como a perros.

Pude ver en las imágenes ofrecidas por los noticieros cómo llevaban a cabo el asalto y acto inquisitorial, y me sobrecogió el arte de las monjas en el golpeo con el puño y con palos. Aunque tampoco era despreciable ver al cura malvado (de malva, el color de los obispos y arzobispos) asegurando obedecer el mandado de dios porque, un allegado había tenido un sueño en el que dios le decía que las escuelas laicas eran del demonio...

¿Y dónde estaba la policía? se preguntarán. Allí estaban observando el vandalismo y las palizas, sin mover un dedo. Y allí siguen, supongo que para actuar en el caso de que los laicos decidan organizarse y defender la ley constitucional. esperando para defender a las monjitas, evidentemente. 

Si la democracia se compra con dólares, desde hace ya varias lejislaturas, pues no es que la Constitución en México parezca tener mucho valor. Más bien parece una obra de valor para algún museo, pero como institución... poco respeto se ve que tiene. ¡Unas monjitas en la cárcel, por dios! pondrían el grito en el cielo en todo pendejistán.

Si Benito Juárez levantara la cabeza... y viera cómo rezan los dirigentes cubanos o venezolanos al dios de los conquistadores, al dios del castigo y la carne a la brasa, así también los dirigentes se abrazan a la curia romana en Brasil, en Argentina, en Perú, en México y casi en cualquier país de los llamados bolivarianos... En el imperio de pendejistan ya no se pone el Sol.

¿Y que dice el gran capo Ratzinger desde su trono imperial? -Son fanáticos, hay que perdonarlos. Nosotros somos muy moderados... Ya me quedo mucho más tranquilo, dios proveerá.


La bestialidad de la Inquisición no ha terminado, y resurge con fuerza. Este artículo pretende llamar la atención de la comunidad internacional y del sentido común, para que no la emprendan ahora con las personas que no les secundan, como han jurado hacer no tardando.

Por favor, ¿es que nunca va a acabar el terror de la Iglesia?

domingo, 11 de marzo de 2012

Carta desde el corredor (teoría de multilocación metafísica) parte 4 de 4

LA RESPUESTA. EL DESENLACE.
HIPÓTESIS DE LA HIPERREALIDAD METAFÍSICA.

Si esta nueva realidad o realidad ampliada, en la que nacemos al morir es experimentada por todos y cada uno de nosotros, cada uno con su propio universo de interacciones vitales, con sus propias representaciones de los individuos que dejaron impronta en nuestra vida, eso significa que cada ser vivo adquiere en la muerte su propio universo de recuerdos y sentimientos, universos particulares y paralelos a todos los participantes en cada escenario.

Entonces es factible que todos los demás y nosotros mismos estemos a su vez representados y multiplicados, es decir, si estas perspectivas (cuántica y metafísica) son compatibles, cada ser vivo crea su propio universo de consciencia en el que caben sus propias copias o clones de todos aquellos que interactúan o intervienen en dicho universo suyo propio, de consciencia particular en cualquiera de sus formas, incluidas las que no comprendemos, como la de los árboles.

Se trata de la cuadratura de la dimensión anterior, una dimensión metafísica de doble dirección donde uno mismo replica a los demás y es replicado por los demás, edificándose así una múltiple hiperrealidad de presencias virtuales, por decirlo de alguna manera, o para no complicarnos con términos asociados al ciberespacio, llamémoslas realidades o presencias hiperfísicas.

Si este multiverso hiperfísico es real y observable, al menos desde testimonios de los que emprenden el tránsito sea en meditación o por medio de la muerte, podríamos calificar a los sueños como simples fotogramas de escenarios metafísicos, es decir, negativos en 4D de lo que las ecuaciones físicas teóricas identifican actualmente como 5D en adelante, al menos hasta 8D.

De esta manera, filosofías tibetanas ascéticas, europeas druídicas, chamánicas americanas y sus homólogas en otras muchas partes del mundo, y consideradas neolíticas por la comunidad científica, parecen confluir indefectiblemente con las teorías más avanzadas de la física moderna. Parece que ciencia y religión, o religión panteísta-naturalista para ser más exactos, son senderos destinados a encontrarse, caminos iniciáticos que han de desembocar, en algún momento de su evolución, en el corazón del conocimiento.

Si nuestro planteamiento es correcto, aunque la hiperrealidad sea percibida como una neblina no diseccionable que no puede ponerse a prueba en un laboratorio, un esbozo esquemático revestido de una caótica dialéctica entre intuición y razón, abordable únicamente desde un lenguaje matemático estricto bajo modelos completamente teóricos impracticables desde la realidad que llamamos vigilia, nos encontramos, filosóficamente hablando y sin necesidad de ecuaciones en constante evolución, ni axiomas consensuados para facilitar las operaciones con ellas, ante un sencillo multiverso psíquico, un universo de universos que son generados por fuerzas de fronteras vagamente definidas como son las esferas sensorial + memorística + emocional + mental + intuitiva + genética + aprendida ... = psíquica o espiritual.

Psiquis y espíritu son dos áreas que podemos estudiar de alguna manera metódica, pero nos encontramos por desgracia apenas en el punto de partida. Por la vertiente psíquica, sólo se ha estudiado la parte de las patologías que son abordables desde el punto de vista neuroquímico y farmacológico. Sobre la vertiente espiritual también nos encontramos en pañales la mayoría, el bloqueo no es menor por parte de los estamentos y presuntos guías de los monoteísmos homologados.

Estos bloqueos van a permanecer siempre rígidos y arrogantes por ambas partes, no podemos esperar aportes constructivos ni concesiones de ningún tipo por ninguno de sus representantes. Hemos de encontrar un camino intermedio que podamos respaldar tanto por ecuaciones, de esto se encargan los físicos, como por cadenas de razonamientos bien fundados que podemos construir aunando fuentes y testimonios.

Por parte tanto de la física cuántica como de la mística ascética y el recuento de ECMs (Experiencias Cercanas a la Muerte), la hiperrealidad metafísica no se queda limitada a las 4D cartesianas, por lo tanto, trabajaremos juntos cada quién con sus mejores herramientas, y remaremos en la misma dirección en medio de esta odisea del mar de los sargazos que es el camino del conocimiento.

Podrían estimarse nuevos desdoblamientos adicionales de la hiperrealidad metafísica en direcciones desconocidas que no podemos imaginar aunque los cálculos de la mecánica cuántica más arriesgados ya han empezado a esbozar, creo que van por 11D aunque no puedo afirmarlo ni desmentirlo.

Si este universo de multiversos psíquicos es generado por el registro personal de una sola vida y sus interacciones, ¿qué se podría desprender de la memoria colectiva que cada uno de nosotros albergamos en forma materia gris en nuestro sistema nervioso, desmielinizado por los propios registros de la experiencia vital? ¿Cuántos universos de desdoblamiento se generarían si cada uno de nosotros hemos vivido ya muchos trajes de piel y huesos? ¿y si estos "muchos" fueran en realidad infinitos?

Se plantea un escenario aterradoramente enorme, múltiples dimensiones todas ellas infinitas. No  somos capaces de imaginar siquiera un universo de 4D infinito, sin principio ni final... (de esta incapacidad se alimenta la teoría del big-bang), ¿qué vamos a hacer con tantas dimensiones que se empiezan a amontonar en la teoría y en la práctica?.

El big-bang nos sirve de comodín cuántico para simplificar las ecuaciones, para racionalizar lo irracional, para que nos cuadren las ecuaciones puramente cartesianas porque nuestra mente limitada cuadridimensional es incapaz de concebir lo infinito, lo eterno.

Nuestro racionalismo basado en fuerzas puntuales y cadenas de causas-efectos no puede concebir un Universo estacionario, infinito y eterno, eso nos hace sentir infinitamente pequeños y efímeros, hemos de ponerle edad y tamaño a todo lo que percibimos porque no podemos vivir sin cuantificar, de hecho, a la nueva física la llamamos cuántica porque sus cualidades nos aterran.

Necesitamos un Universo con principio y fin, un Universo a nuestra imagen y semejanza... y ni nos planteamos la posibilidad de que nosotros mismos quizás seamos infinitos y atemporales. De otro modo ¿qué pintamos en medio de un multiverso infinito? ¿Nos vamos a volver ateos de las matemáticas?

Serían tantos universos personales desdoblados como encarnaciones o retornos a la vida material hayamos experimentado, y si descartamos el creacionismo y sostenemos la pangea, todo indica que este número es también infinito.

Para colmo, parece que la relación de reencarnaciones no es unívoca ni de uno a uno, sino de una gran variedad de combinaciones, con lo que todo parece indicar que las infinitas reencarnaciones no se producen a escala discreta, es decir, en cuantums escalables numéricamente, sino en una especie de continuo no lineal, sin márgenes ni fronteras, o sea, ad quantum et qualitatum.

Estaríamos ante un universo cartesiano exterior infinito, y otro universo paralelo interior igualmente infinito que implosiona en direcciones adicionales a las conocidas, un universo no cartesiano para el cual no tenemos escalas, haciendo un total de, al menos, seis dimensiones estáticas más una línea de tiempo bidireccional, tal vez circular o cíclica, y distribuida fractalmente en una especie de árbol temporal donde el tamaño del observador determina el grosor de sus ramas, una línea temporal selvática por la que un ser humano como cualquiera de nosotros podría, con cierto entrenamiento, discurrir no sólo hacia atrás o hacia delante, sino posicionarse o acceder directamente a cualquier momento de la historia.

Los lamas tibetanos identifican estos círculos o ciclos temporales como akasha o archivos akáshicos. Muchos brujos y chamanes conocen diversas formas de acceder a diversos aspectos de la mecánica celeste, la bóveda atmosférica 4D y lo que trasluce detrás, azul de día y estrellada de noche, la Nut de los egipcios, que unificada con su gemela del espejo conforman el Multiverso 8D, que curiosamente ya conocían algunos egipcios como el Atom.

Con estos pensamientos me quedaba dormido o en algún estado parecido, manteniendo diálogos imprecisos con los protagonistas de diversas compañías, ilusiones o ensoñaciones.

Desperté de golpe en mi celda, o quizás en la última estancia del corredor, no podría asegurarlo.

Me encontraba aturdido y confuso, no sabría decir si la inyección letal fluía ya por mis venas, o si se habría complicado algún trastorno derivado de mi inanición voluntaria.

La conversación continuaba ahora a solas conmigo mismo, o tal vez con alguien que me parecía estar acompañando a mi espalda, o quizás a un lado, alguien a quien no veía pero podía sentir en una especie de diálogo de pensamientos y sensaciones donde no podría distinguir a los interlocutores. Si pudiera transcribir ese monólogo podría ser algo así:
Creo que conoces las dimensiones tradicionales de la física cartesiana ¿verdad? Alto, ancho, profundo, y la que hemos inventado para poder describir matemáticamente modelos de trayectorias, aceleraciones y demás perfiles de movimiento, es decir, el tiempo.

Las hemos bautizado con nombres realmente cortos, de una letra, curiosamente como los primeros vocablos sustantivos sumerios antes de que se inventara la primera escritura cuneiforme, son letras que fueron jeroglíficos alguna vez, y quizás lo sigan siendo, las hemos llamado  X, Y, Z y T. Son rasgos latinos que curiosamente reproducen aquellas primeras inscripciones grafoides de la humanidad, presentes todavía en todos los idiomas, runas, estelas y hasta en cuevas rupestres, curiosa analogía, son las cuatro dimensiones conocidas, las de toda la vida.

Ponle nombre a las generadas por tu psique, si es que es realmente tuya. ¿Te gusta fi? ¿pi? ¿ro?, ¿tita?... recordar un poco a los griegos no estaría mal, qué sería de nosotros sin sus benditas constantes... además Zenón de Elea figura entre los primeros en plantear el cronómetro filosófico para poner en apuros al propio Aquiles, el de los pies veloces, el de pies alados, haciéndole participar en una carrera contra una simple tortuga.

Me gusta, Figura como el primero para la historia de las escuelas, que se basa en lo poco que quedó tras los incendios de las bibliotecas protofenicias, como fue la de Alejandría, cuando la verdadera historia humana fue fundida para levantar el imperio de la moneda y el terror. Zenón lo aprendió en Menfis, aunque de nada sirve discutir a estas alturas.

Las dimensiones mías las estoy viendo ya, ya no necesitan nombre, quizás pueda preguntárselo a él mismo, Zenón en persona. Y Sócrates ¿qué me contará sobre la Atlántida?

Fascinante. Hay momentos en los que deseo abrazar las luces de la muerte, zambullirme en ellas de una vez, ya estoy sentenciado y con los ecologistas nunca hay piedad ¿porqué me hacen esperar?

Cada acción, cada reacción, por pequeña que sea, genera consecuencias y una huella en los recuerdos con forma de surco, de herida, una impronta que genera planos de existencia virtual o metafísica. Planos que ya estoy tocando, oliendo, saboreando...

Incluso los deseos intensos, las intenciones fuertes, generan este tipo de rastros que la mente recorre recurrentemente, una y otra vez, a veces de forma compulsiva y caótica. No es preciso experimentar las acciones par generar universos paralelos, parece que es suficiente con imaginarlas, o pensarlas con fuerza, para darles "vida" a todas ellas.

Deberíamos meditar mucho más cada uno de nuestros actos y pensamientos porque dichos surcos son el arado donde vamos depositando las semillas de nuestro multiversos particulares, que se despliegan en algún momento de nuestra aparente no existencia en el universo cartesiano 4D, si es que el concepto de momento tiene algún sentido en este peculiar escenario.

Deberíamos pues sembrar amor para recoger amor, para ser amor, para ser lo que somos, el resultado de una reunión de moléculas cada vez más y más complejas y sofisticadas, cadenas más y más largas de ese programa vital, que llamamos ADN una vez que se ha materializado en el marco de referencia cartesiano que la mayoría identifica como real y único.

El amor es, en sentido físico,  acreción molecular, y en sentido filosófico, una cuestión de afinidad.

Al igual que el crecimiento cristalino se produce en un medio enriquecido con reposo o enfriamiento, el crecimiento en los distintos genomas, o programas genéticos, se produce con amor, es decir, en un medio de armonía o un medio donde los factores armónicos y solidarios superan a los factores desarmónicos, caóticos o disgregadores.

Aunque cabe decir que el amor se manifiesta de múltiples y variadas formas, llegándose a invertir los papeles en ocasiones, en apariencia. Por ejemplo, volar aquel ballenero fue un acto de amor implícito, extremo, y muero por amor.

Incluso hacer el amor con gusto implica a veces cierta forma de violencia, aunque sólo sea para romper la pereza y los prejuicios que bloquean el orgasmo natural.

Deberíamos por eso coleccionar amor, coleccionar días especiales de jubilación y asueto, jubilación de júbilo o diversión, no lo que el viejo sistema impone a los ancianos, que es paralizarlos para matarlos lentamente de inactividad y aburrimiento.

Deberíamos impregnar cada acto y cada pausa, de ese destello de algarabía y alborozo que les hace ser especiales, dignos de ser recordados.

Coleccionar días lúdicos, días lúcidos, más días sabáticos y menos de turnos en fábricas de desperdicios y de necesidades innecesarias, menos minas a cielo abierto que son nuestras ciudades y nuestras explotaciones de todo el patrimonio natural (qué sexista es el leguaje, decir matrimonio natural sería considerado una especie de zoofilia filosófica).

Deberíamos dejar de lucrarnos hipotecando el futuro de todos, desertizando la morada de la vida, la biosfera, la gran Madre que pronto será otro Marte, para dar paso y peso al respeto, a la concordia y a la vida digna y diversa.

Por el momento, estamos todos muertos, ustedes tanto como yo, pues vida sin dignidad ni diversidad no es vida. Os estáis matando percebes, matando, suicidando y permitiendo que os asesinen. Creéis que algo está por llegar, y la vida simplemente se va.

Deberíamos revitalizar la biosfera que nos sostiene, y que ha permitido y determinado nuestra evolución.

La humanidad ya no se divide en conservadores y progresistas, son conceptos del pasado, el siglo negro y el nuestro, el del cambio que no llega. La humanidad hoy es sostenible, insostenible y restauradora. Las dos últimas estamos en guerra, al menos, desde el faraón Namer que es cuando comienza la cuenta del calendario Maya largo, qué cosas.

Se describió metafóricamente dicho conflicto como Osiris y Seth, Abel y Caín, Durga y Kali, Dios y el Diablo... pero la gente no quiere entender ni con un millón de formas que se lo expliquen. Parece hoy en día que cada quién adora a su contrario, a tal punto ha llegado la inversión de valores.

Qué nos vamos a llevar transcurrido nuestro margen de tiempo es un misterio insondable, qué duda cabe, pero todos los indicios apuntan a que nuestro multiverso se sostendrá, se retroalimentará de nuestras impresiones ejercidas sobre el colectivo de nuestro entorno biológico (no sólo el humano), y las impresiones que este colectivo haya dejado sobre nosotros mientras existe esa frontera del ego de la cuarta dimensión que llamamos piel.

Todo parece indicar que nuestro multiverso psíquico será todo lo que quede cuando ya no estemos... aquí y ahora, conceptos infinitesimales ambos, inventados por nuestra mente más pueril que pretende sostener la falacia de una existencia inerte, tal y como la plantean tanto los ateos como la mayoría de los religiosos monoteístas, pues los extremos se tocan.

Precisamente éstos, los hombres civilizados, me expulsan de la vida por haberla defendido. Consideran que no hay posibilidad de rehabilitación para mi conducta ni otra medida coercitiva más apropiada para mi pensamiento, pues de estar libre lo haría otra vez, volvería matar cazadores de ballenas, de focas, de osos, de elefantes, de leones o de los delfines que se comen a la pesca de los brokers y los especuladores comerciales.

Volaría esas industrias que envenenan el aire, volcaría en mitad de Manhatan, Tokio, Berlín, Pekín y Moscú todos esos buques de desperdicios que se vierten en las fosas oceánicas impunemente, antes abisales, hoy sépticas.

Lo haría por deber y por placer, por deporte, por obligación y por devoción, estos androides esclavos del dinero y magnates de la polución peligrarían verdaderamente si estuviera vivo, libre y hubiera muchos salvajes como yo.

Comprendemos perfectamente que si no elimináis a tiempo a los cuatro activistas que quedamos, las legiones de restauradores que deambulan por la Tierra podrían emularnos, y dejar el pacifismo para otro momento menos crítico.

Es comprensible que peligraría el desorden que habéis camuflado bajo etiquetas de civilización y progreso, quizás os verían como realmente sois y vuestra partida de desertización y negocio habría terminado bajo un crecimiento exponencial de seres humanos dispuestos a desterrar el miedo para devolver a los elementos de la Naturaleza el lugar sagrado que les corresponde más allá de los derechos de explotación abalados ante notarios de su corte de criminales, hijos de Seth, como este tribunal que me ha juzgado.

Estoy listo, podéis hacerlo ya, no hay rencor, cumplís órdenes, tenéis cachorros que alimentar, leyes indignas que obedecer y mandatos divinos que acatar.

Sois hueste de engendros finamente trajeados dispuestos decididamente a acabar con la vida en la Tierra por un puñado de billetes. Tenéis la cruz clavada en vuestros genes y lista también para mí, y no es el Anj, cruz de la vida y la reencarnación, sino la cruz de la muerte y los muertos, la de los clavos, la de Roma. Hacedlo ya, si es que no me lo he perdido todavía.

Esos vivos colores no pueden ser otra cosa, este paisaje no estaba antes aquí.

Las paredes y el techo de esta celda se han disipado y la conjetura que ha preparado mi mente sólo para mí, es nítida y realmente hermosa.

Puedo ahora comprender la esencia de las cosas con sólo mirarlas, mi conciencia se expande, mis seres queridos me abordan alrededor de este catre que se disuelve, todo es alegría, brillantez, todo es luz. Esto ha de ser el éxtasis de los místicos, ¡amor universal! ¿multiversal?
No sé si volveré, hay mucho por hacer y por resolver, todo está por reconstruir, no voy a rendir este planeta a estas hordas de termitas bien vestidas y tiluladas. Otras realidades que plantear... ¿ya he muerto o he vuelto? ¿qué fue del tiempo? es fantástico.

Afuegolento

Carta desde el corredor (teoría de multilocación metafísica) parte 3 de 4

EL TRANCE. LA ANTESALA DEL MÁGICO UMBRAL ¿ENDORFINAS O UNA PUERTA?

Resulta que no me acuerdo de la muerte, ella me recuerda que me aguarda y que debo apremiar mi despedida porque hace ya rato que mis abuelos han venido a buscarme, están aquí para acompañarme.

Parece una velada alrededor de mis helados huesos, en esta celda no hay nadie y a la vez un montón de gente que me estima me aguarda con paciencia, y quizás con tanta ansia de abrazarme, como yo de asirme a sus etéreos brazos, ¡dios, son ellos!

Sé lo que viene ahora, lo he presenciado en otros. Mis abuelos precisamente me relataron su tránsito, y tantos otros me contaron lo que los suyos les relataron, que conozco perfectamente el camino, casi parece cotidiano, como si hubiera recorrido muchas veces esta luminosa senda.

Pero antes de entregarme al sueño de la puerta albiceleste, antes de entregarme a la luz y a los colores a cuyo lado la vida más esplendorosa es penumbra gris y soledad, antes de dejar caer mis parpados y rendir los latidos de mi corazón debo sembrar en el astral esta brizna verde de pensamientos, por si estas sensaciones son consecuencia del coctel de endorfinas que recorre mi organismo en este trance.

Este germen de esperanza en papel sería aplastado por pezuñas de ñus de oscuras legiones de consumidores que en polvorienta nube de intoxicación informativa caminan hacia un desastre ecológico y humanitario sin precedentes. El pensamiento es el único espacio que me queda, sea real o virtual son las únicas coordenadas que me quedan, terminará aquí mi trabajo, si es que no es un comienzo.

Pero si esta débil luz que se apaga, y contra todo pronóstico cartesiano esta semilla que cae en suelo fértil, si esta brizna de proyecto vital logra elevarse al cielo unos pocos metros en busca del Sol, puede que un día contemple desde las nubes, y desde lo alto de la brecha del tiempo donde los relojes están en pausa, la locura de esta línea de tiempo hacia la extinción masiva.
No sé si ya la inyección letal fluye ya por mis venas, ni sé si las personas de mi alrededor están vivas o muertas, si han venido a buscarme o a despedirse de mí. Ni siquiera sé si el tiempo ya se ha parado para mí, si hablo contigo, con alguien o conmigo mismo. Todo parece confuso en este umbral del destino, o lo que sea. No sé si muevo los labios, o si alguien me escucha o si proyecto mi pensamiento se desploma desde la zona cero de mi mente devastada.

Me asalta el temor y la duda. Para qué voy a pensar o a contar, si a nada se parece este paisaje a lo que contiene mi memoria, si es la mía o es esa memoria ancestral que planteaban los clásicos, o lo ha creado todo mi mente para paliar la angustia del óbito a base de secreciones naturales sobre mi torrente sanguíneo. ¿Son todas ellas construcciones imaginarias que sólo existen en una mente que se van a comer los gusanos. 

¿Dónde está la tierra esmeralda? ¿Dónde quedó mi paisaje interior? ¿A dónde se fue mi musa, dónde se fueron todos?

Nada se acontece, nada brilla aún como en el viaje de la barca dorada, nada refulge en su mágica esencia como creía recordar, o quizás, como mi mente había planeado.

No siento mi cuerpo pero tampoco el supuesto placer químico de una descarga hormonal que agradece su hospedaje a un organismo que perece y subyace a lo que hace un momento creía espiritual.

El terror me invade. Si he de deshacerme en la tierra con mi piel y mis huesos, cuál será mi último pensamiento, mi último sentimiento, mi última sensación ¿me quedaré con ella para toda la eternidad como en una macabra olimpiada de Zenón de Elea?

No creo. De ser todo pura materia y naba más, todo acabaría en ese instante y ya no vería nada de lo que luego sucediese. Además lo "material" está plenamente superado, hoy perciben la física cuántica hasta los necios, aún siendo la física una parcela duramente acotada donde se castiga duro al intruso, cualquier mente vulgar como la mía puede asentarse y edificar su pensamiento sin complicadas ecuaciones, pues física es Naturaleza y Naturaleza es todo. Además no inventaron la física el MIT ni el CERN sino los que aseguraron que el gnomón no pertenecía a pitagóricos ni a menfítas, sino al Nilo.
En ese caso me estaré desprendiendo de la dimensión tiempo, y ese último instante, cual aquella aporía eleática en que Aquileo alcanzaba a la tartaruga, será todo lo que me quede de haber pasado por los rigores de lo que creemos vida. En ese caso nuestra especie sería una larga cadena de últimos trigramas, o fotogramas en tres dimensiones. el ordenamiento molecular cromosómico será un escenario lánguido y estéril, inmóvil, muerto como el caos en el caos, gris, dantesco, un grito eterno pues pocas muertes se han producido en escenarios de dicha, bambalinas de rosas y algodones de azúcar.

Pero en la Naturaleza todo fluye, nada hay atrapado en el tiempo ni en el espacio, tan sólo yo permanezco en esta celda porque aún estoy con vida, y ni siquiera así me siento atrapado o solo, pues puedo ya ver entre brumas y pequeños flashes, a las personas con quienes he vivido buenos ratos y momentos especiales, personas a las que me he vinculado de alguna manera y en algún momento, están aquí muchas que ni siquiera conocía o me acordaba de su existencia, y seres que amé profundamente y no pude llegar a conocer, creo que aguardan a que muera aquí, o nazca allí, quién sabe, para encontrarme con ellos, con todos a la vez, y a la vez con cada uno de ellos como si me clonase un millón de veces a la vez, a la vez, a la vez. Esa puede ser la cuestión.

¡Pero eso no es posible! Muchas de esas personas eran incompatibles entre sí, ni siquiera podrían permanecer juntas en la misma estancia. Todas mis amigas, mis novias, mis fantasmas, seres queridos u odiados, o ambas cosas, todas las posibilidades, todas las variaciones, todas las combinaciones… pero todo esto ¡no es físicamente posible! ¡no a un tiempo! ¡no hay espacio suficiente!... ¿o sí?

A fuerza ha de ser una jugada de mi mente en connivencia con la última jugada de mis glándulas, que vienen a despedir a mi sistema nervioso con un formidable espectáculo de fuegos artificiales y una paradójica imagen del todo imposible en la física cotidiana del mundo real.

¿Mundo real? ¿Vida real? ¿Quién ha dicho eso? Creo que yo lo dije. Parece que en este punto empiezan a diluirse las fronteras del ego, el tú y el yo se hacen borrosos, confusos.

En la vida de cuatro dimensiones esta escena es imposible del todo, desde mi punto de vista y desde el de cualquiera de los asistentes a mis últimos instantes.

Aquel amigo fue mi mejor amigo cuando murió, pero eso fue veinte años antes que yo. De haber vivido todo ese tiempo es muy probable hubiéramos tenido divergencias que habrían transformado nuestra amistad en otra cosa, tal vez en una amistad deteriorada o incluso enemistad, pues es difícil escapar a los infinitos formatos en qu la infidelidad se puede presenta.

Sin embargo, ahí está, sonriente como la última vez que le vi, lleno de vida y esplendor juvenil, y a la vez muy maduro y adulto. No ha pasado el tiempo por él, y a la vez es todo un hombre, no hay sombra de las carencias psicológicas que presentaba en vida debido a la edad. Sólo sé que ansío enormemente abrazarle.
También están ahí mis dos abuelas, ¿cómo podré abrazarlas a la vez, si una de ellas, al morena, fue falangista y miembro activo del genocidio franquista, y la otra, rubia como la nieve, se encontraba entre las víctimas del holocausto, superviviente sólo por no haber nacido hombre?

Mis abuelos ambos me observan también y deseo abrazarlos, aunque ambos saben a cuál de ellos reservo mi vínculo más extremo y apretado. Él mismo me narró y describió el escenario de su muerte. Muy parecido al mío, por cierto.

Del otro abuelo apenas tengo algún recuerdo muy superficial, murió siendo yo muy niño. Puedo deducir que abrazó el régimen fascista implantado tras la guerra civil, y que colaboraría con él por motivos de mera supervivencia, le tocó, como se dice vulgarmente, el frente nacional, y optaría por presenciar los atropellos sobre la población civil con la mirada puesta en otra parte para no ser él mismo y sus hijos parte de las víctimas esparcidas por las cunetas de las carreteras españolas. Muchos optaron por esta vía sin que, en realidad, tuvieran otra opción, pero yo no lo sé. He de preguntárselo a él mismo, pues desconozco este punto.

Del otro lado se encuentra mi verdadero abuelo, no sólo biológico. Quién tantas veces he llorado al despertar de un sueño en el que me encontraba feliz abrazándole y sorprendido de encontrarle vivo.  También le tocó el bando golpista, pero nunca pegó un tiro a nadie. Ni siquiera levantó el brazo al modo fascista, jamás, ni al pasar por delante el blindado del dictador en formación con su séquito de psicópatas asesinos, motivo por el cual fue torturado y puesto frente a un pelotón de fusilamiento, como poco antes habían hecho con sus padres y dieciocho de sus veintitrés hermanos. Fue salvado por un cura, curiosamente. Mi abuela, la clara, sería muy religiosa toda su vida quizás por este motivo.

¿Cómo podría sentarme en el regazo de los dos?, en las rodillas del abuelo que me dio amor y ejemplo hasta en el día de su muerte, y en las del que sólo recuerdo vacío a instancias de su esposa ultra-falangista y nacional-católicista, serrana de la Demanda y somatén, mujer de tantas que vieron en la guerra una oportunidad para medran, y que nunca abriría la puerta de su casa a una roja como mi madre.

También han venido algunas damas que he amado, no sabía que habían muerto, pero a la mayoría creo que yo las esperaré pacientemente. Curiosamente hay otras a quien quise amar y no pudo ser, tampoco sabía que el deseo fue recíproco, y que fuesen a abrirse universos paralelos donde existir con todas ellas plácida o turbulentamente, tal como hubiera sido en vida.

Cuánta incomunicación habita en nuestra civilización de las comunicaciones. Era telemática del mundo interconectado, y el sentimiento humano más aislado que nunca en muchos aspectos, y sobre todo en las distancias cortas, donde un muro de silencio e indiferencia contiene lo más esencial de nuestra naturaleza.

No podría abrazar a todas estas personas a la vez, la mayoría de ellas totalmente incompatibles e inconexas en tiempo y forma. Sin embargo, todas como fueron yo las conocí, en su mejor momento según mi memoria. 

Si esto no es una ilusión de mi mente ha de ser una nueva dimensión, un hipercubo de relaciones, que se redimensiona a su vez en todos los demás cuando llegue su momento. Exponente que habría que aumentar si cada una de las tuplas, instancias u ocurrencias personales puede explorar un conjunto de posibilidades diferentes. Esto son tres dimensiones adicionales, si el tiempo se puede recorrer en este multiverso en sentido contrario, como afirman brujas y chamanes, ya son cuatro.

El universo 4D de Descartes encuentra su imagen especular en la frontera de los sueños y la muerte. La Naturaleza se implementa, como lo plantéan físicos teóricos y filósofos espiritistas, en ¿mundos 8D?