domingo, 11 de marzo de 2012

Carta desde el corredor (teoría de multilocación metafísica) parte 1 de 4

El presente texto es una definición en formato lírico-metafórico de la teoría de la multilocación metafísica, una perspectiva particular de la mecánica cuántica qué, al igual que las demás teorías planteadas aquí, no creo que pueda ser de mi propiedad ni de la de cualquier otra persona, pues en un mundo unificado e interconectado tal y como yo lo concibo, la propiedad intelectual no existe.

Tan sólo es mi punto de vista particular de las dimensiones adicionales que se plantéan en física desde ecuaciones muy complejas comprensibles únicamente por teóricos muy avanzados, que ni siquiera son capaces de ponerse de acuerdo o de adaptar sus ecuaciones a un universo estacionario como el que planteaba Einstein, al cual, por otra parte, parecen devolver la razón las últimas correcciones sobre la observación de neutrinos en el Universo, y en cuyas implicaciones no vamos a entrar ahora, sino tan sólo mencionar que se acaba de comprobar que dichos neutrinos no son más rápidos que la luz, y que, por tanto, le deben una disculpa al despeinado científico al que todos desean superar por todos los medios, y que no lo consiguen ni con el CERN.

En lo que coincido con esos físicos aparentemente campechanos de las portadas en revistas científicas es, que resulta muy difícil explicar las dimensiones no cartesianas o adicionales que plantean las ecuaciones teóricas más avanzadas o temerarias, motivo por el cual me he tomado la libertad de recorrer el camino inverso en un lenguaje sencillo y coloquial para llegar a las mismas ideas sin necesidad de expresiones matemáticas tan complicadas y esotéricas.

Partiendo de la recopilación de diversos testimonios de personas que han tenido experiencias cercanas a la muerte, y personas que efectivamente murieron pero que pudieron describir su experiencia antes de dar el último aliento, únicamente me he propuesto especular sobre la fenomenología planteada desde diversos frentes, de forma que confluya con los resultados de la mecánica cuántica planteados por los más eminentes físicos teóricos, a los cuales los meros espectadores suscritos a revistas de ciencia hemos de seguir muy de lejos a sus privilegiados pensamientos, y que tan sólo podemos esbozar intuitivamente aunque sean resultados que afectan a todo el mundo por igual.

El problema del lenguaje matemático es sorteado aquí mediante un sencillo juego de metáforas para que todo el mundo pueda comprenderlas, es decir, abarcarlas, hacerlas suyas, siempre que los variopintos planteamientos morales y prejuicios religiosos a cada cual lo permitan, claro está.

El conocimiento no es un territorio aparcelado con propietarios y conquistadores, por más que lo hayan plagado de dolosas estacas que sostienen banderas y carteles que dicen "for sale", y pretendidas demostraciones de quién ha llegado antes, y justificaciones de ocioso y apoltronados eruditos de cátedra. Todo lo contrario, el conocimiento es etéreo y tierra de nadie, y por más que algún titulado nos llame a los no titulados intrusos, estamos en nuestra casa y nuestro derecho. los físicos teóricos son en realidad metafísicos, aunque todavía no se han dado cuenta.

Las visiones que a continuación plantearé componen un sistema de ecuaciones sencillas construidas con pinceladas de imágenes mentales que sólo pretenden describir las dimensiones no cartesianas que podrían abrirse en los umbrales del óbito a tenor de las manifestaciones descritas por los propios protagonistas del tránsito por la negra ker.

Se trata pues, aunque parezca pura vanidad, de una perspectiva alternativa de la mecánica cuántica digerible por los no físicos teóricos, una visión que ha surgido como respuesta a la incapacidad manifiesta de describir la realidad espiritual por parte de los modelos matemáticos actuales.

Mientras las orgullosas ciencias exactas modernas son capaces de describir con todo lujo de detalles y aproximaciones el comportamiento de los objetos más grandes y los más pequeños, y toda su fenomenología controlable, se muestra impotente e inútil para describir el comportamiento del espíritu observable en momentos tan críticos como la antesala de la muerte, pues la espiritualidad es una dimensión múltiple que interacciona y coexiste con la realidad física, la interpenetra, impregna e insufla vigor.

Negar una manifestación observable por no saber describirla, modelarla (modelizarla prefieren decir, como prefieren recursivo a recurrente... ignoro por qué) o diseccionarla en un laboratorio, es algo tan absurdo, prepotente y puerilmente pedante como negar el propio espíritu científico, al que los números ayudan enormemente, qué duda cabe, pero que no es otra cosa que el afán por buscar la verdad, y ese afán no se escribe con números, la búsqueda de la Verdad no puede quedar acotada por ecuaciones ni por ninguna categorización descriptiva, además si al "espíritu científico" le quitamos la parte de "espíritu" sólo nos queda una bola de arrogantes con bata.

Si dicho afán no puede superar determinadas fronteras del conocimiento tendremos que tender puentes que nos enlacen los diversos "posibles", los muchos universos que percibimos intuitivamente, aunque sólo están separados desde nuestra limitada y escasa percepción cuadridimensional. En realidad todo es un continuo universo, pero más grande y complicado de lo que parece y se nos antoja.

El mundo físico y el metafísico son el mismo, aunque el segundo es la parte que aún no hemos modelado (modelizado para los amigos matemáticos). Las coordenadas cartesianas y las del espíritu se interpenetran, ni siquiera son universos paralelos, sino un mismo universo existencial múltiple, o multiverso, como se está poniendo en boga llamarlo.

La materia adopta estructuras que obedecen a los múltiples patrones de la vida que coexisten y se funden unos con otros, pues no está nada claro el concepto de especie en biología a pesar de estar perfectamente categorizado. A su vez cada uno de estos patrones presenta múltiples instancias o individualizaciones, que aumentan el exponente de las posibilidades, y a su vez la vida afecta a estos patrones y a los individuos únicos e irrepetibles de tantos modos insospechados que estamos empezando a vislumbrar, que el paisaje resultante no se puede describir de otra forma que mediante dimensiones adicionales a las modeladas por René Descartes, y que estamos empezando a describir mediante complejos juegos de variables.

En algún punto de la gnosis humana han de confluir espiritualidad y ciencia, y algunos, no muchos, estamos dispuestos a averiguarlo y a contarlo con palabras del dominio vulgar.

Hay realidades que se describen bien con números, otras se describen mejor con palabras ¿porqué han de negarse unas a otras, ni siquiera son imprescindibles para expresar las ideas, hay más lenguajes, y lenguajes más directos.

Los físicos teóricos parece que ya han superado mediante complicadas ecuaciones matemáticas, la decena de dimensiones alternativas o adicionales a las cartesianas, y evocan, mediante sofisticados modelos interactivos una presunta realidad compuesta de universos paralelos posibles, y multiversos paralelos, que se consideran cuasi-demostrados al menos en las laboriosas pizarras universitarias de las de "antes", donde se escriben los jeroglíficos del siglo XXI, y es casi una herejía, en la actualidad, negar teorías como la del big-bang para defender algo tan loco como un universo infinito, relativo y globalmente estacionario.

Del otro lado de la ciencia, desde la perspectiva espiritual o filosófica, se contemplan igualmente varias dimensiones adicionales o metafísicas, pero los modelos utilizados en este caso son filosóficos en lugar de matemáticos.

Desde esta orilla de las grandes lagunas del conocimiento humano se manejan ideas en lugar de objetos, principios o premisas que se describen mejor con palabras que con números.

Cuando ambos frentes se den cuenta de que todos los buscadores de la verdad abordamos las mismas incógnitas mediante ecuaciones, palabras y modelos diferentes, los que tenemos a mano, o los que humildemente entendemos, tal vez entonces ambas orillas de la gran laguna de lo incógnito se den la mano, y empecemos entre todos a llevar a buen puerto la odisea sofista de la ciencia antes de que colapsemos nuestra supuesta civilización.

Mientras remamos, os presento un modelo filosófico para las dimensiones adicionales que experimentan ciertos moribundos cuyo relato ha sido registrado al pie de su lecho de su muerte, relatados de manera directa en algún caso a éste que escribe, y de diversas maneras a los investigadores de las llamadas ECMs o experiencias cercanas a la muerte, que parecen producirse de forma natural cuando ésta es consciente y progresiva, y puede entablarse una comunicación lúcida entre el que se está muriendo y el que le acompaña en el último aliento.

El relato que os presento en cuatro partes, incluida esta introducción, es una descripción de la física cuántica mediante ecuaciones sencillas, literales, o si se prefiere una descripción de la espiritualidad a la vista de la física cuántica. Una visión de la realidad explicada metafóricamente a modo de guión mediante un escenario y un protagonista imaginarios, aunque sea narrado en primera persona

Espero que os guste, o lo que es mejor, os sorprenda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Puedes comentar aquí lo que desees. Muchas gracias.